Hoy hace treinta años de la inauguración del Mundial de Fútbol de España. Ese 13 de junio entrábamos con el autocar en las instalaciones del FC Barcelona como participantes de la ceremonia inaugural del campeonato mundial. Nervios. Mucha gente. Unos cuantos belgas y muchísimos argentinos. ¡Argentina! ¡Maradona! Eran las consignas que oíamos. Y también, ¡Malvinas argentinas!
Quedaban atrás muchas tardes de ensayos en el viejo y ruinoso Estadio de Montjuïc, inaugurado en 1929 y tal vez abandonado ese mismo año. ¡Banderas, ya! ¡Música! ¡Corred, corred!. Teníamos cierto protagonismo en la ceremonia, banderas de más de quince metros rodeaban la Paloma de Picasso. Te saltabas la clase de la tarde de griego o latín. Hacía buen tiempo en Barcelona. Un bocadillo, un refresco y vuelta a casa.
El mejor fútbol del campeonato, como no, en Sarriá. El mejor equipo del mundo, hasta entonces, Brasil, con Sócrates, Zico, Falcao y otros excelentes jugadores. Argentina, la selección campeona, con su estrella emergente, Maradona. Y la que terminó por proclamarse campeona del mundo, Italia, con Rossi y Zoff. Dicen que fueron los tres mejores partidos de fútbol que hasta ese campeonato se habían visto en las fases finales de un Mundial.
También fue la oportunidad de conocer un portero camerunés que unos años antes había sido proclamado Mejor jugador africano, se trataba de Thomas N’kono. Tras el mundial de España fichó por RCD Espanyol, donde permaneció ocho temporadas y jugó 241 partidos. La pantera negra asombró a los periodistas italianos en el Mundial de España tras el empate de Camerún frente a Italia, le llamaban “il Zamora nero”.
Tras la inauguración, los sinsabores de la selección de Santamaría y la final que se llevó la selección italiana, los participantes en la ceremonia inaugural recibimos junto a una medalla recordatoria una carta de los organizadores de la ceremonia inaugural, Sagi-Pomés, que entre otras palabras de gratitud decía: "Todos habéis trabajado con éxito para un fin común. Si esto te ha representado una satisfacción personal y el descubrimiento de que con espíritu solidario se pueden conseguir grandes cosas, el éxito habrá sido doble."
Un saludo.
Tras la inauguración, los sinsabores de la selección de Santamaría y la final que se llevó la selección italiana, los participantes en la ceremonia inaugural recibimos junto a una medalla recordatoria una carta de los organizadores de la ceremonia inaugural, Sagi-Pomés, que entre otras palabras de gratitud decía: "Todos habéis trabajado con éxito para un fin común. Si esto te ha representado una satisfacción personal y el descubrimiento de que con espíritu solidario se pueden conseguir grandes cosas, el éxito habrá sido doble."
Un saludo.
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