viernes, 16 de marzo de 2012

1812

Hace pocos días leía la noticia de la llegada a Cádiz, bajo grandes medidas de seguridad, del ejemplar original de la Constitución española de 1812. Con motivo de la celebración del bicentenario de su proclamación en las Cortes de Cádiz, el manuscrito original había salido por primera vez  de la biblioteca del Congreso de Diputados de Madrid.
Los orígenes de la Constitución de Cádiz se encuentran en una España subordinada a los deseos de Napoleón en la unificación de Europa. A través del tratado de Fontainebleau (1807) España y Francia juntaban sus fuerzas militares  para invadir Portugal, aliado de Inglaterra. Pero el tratado hispano francés ocultaba el deseo de Napoleón de derrocar la dinastía borbónica y colocar a su hermano como Rey de España.  Así,  Napoleón obligó a España consentir la entrada en territorio español de más de 100.000 soldados, que poco a poco se establecieron en las ciudades más importantes,  encubriendo en realidad una invasión en toda regla. La salida precipitada del Palacio Real del Infante Francisco de Paula,  escoltado por las fuerzas francesas,  desencadena el levantamiento del 2 de Mayo de 1808 en Madrid y el inicio de la Guerra de la Independencia.
En ese contexto histórico, con claro protagonismo popular, se alzan dos corrientes antagónicas pero convergentes en un fin común: la lucha contra el francés invasor. De una parte los absolutistas, que desean la vuelta de Fernando VII, y de otra parte los liberales, que apuestan por la ruptura con el pasado. Las Cortes se reúnen en la única capital no ocupada por el ejército napoleónico. Se tratan  grandes asuntos, pero sobre todo hay uno que protagoniza el verdadero éxito de la Constitución de 1812; el principio de soberanía nacional: se trata del reconocimiento que el poder reside en la nación, en sus ciudadanos, sin distinción de estamentos y que se expresa a través de las Cortes que representan la nación. Este principio es la piedra angular de toda la reforma liberal del Estado que supuso la Constitución; reconocimiento de derechos individuales (igualdad jurídica, inviolabilidad de domicilio), limitaciones al poder del monarca (con el fin de evitar la vuelta del absolutismo), separación de poderes, abolición de la Inquisición, etc.

Pese a que su vigencia apenas duró dos ños (posteriormente de nuevo entró en vigor en el Trienio liberal) la Constitución de 1812 es importante porque supone el inicio del constitucionalismo español. Con la idea firme de que el poder no puede ser absoluto, sino limitado, respondiendo a la voluntad general. Como otras constituciones de la época aspiraba a racionalizar el poder y a una reorganización general de éste, sin olvidar que el texto fue también un símbolo contra la invasión francesa.

Un saludo.

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