Isabel Solá fue asesinada el
pasado 2 de septiembre en Puerto Príncipe - Haití- Recibió dos disparos por un
atraco, según las autoridades locales.
Isabel era misionera de la
congregación del Colegio Jesús-María de Barcelona. Tenía 51 años y había
dedicado la mitad de su vida a los demás; primero en Guinea Ecuatorial y
más tarde en Haití. En este último país vivió en primera persona el terremoto
de enero de 2010, en el que murieron más de 300.000 personas y otras 350.000
resultaron heridas. En su blog relataba el horror de la tragedia y su
impotencia para poder ayudar a los heridos: "El temblor fue horrible,
salimos a la calle y nos tiramos al suelo. Cuando paró, me di cuenta de que la
escuela de secundaria de al lado de casa se había caído y se oían gritos. Fui y
había varios chicos muertos y una mujer con las piernas cubiertas por bloques
pidiéndome ayuda. No la pude sacar."
En una comunicación que Isabel
realizó en julio de 2011 a su congregación decía: "Pensareis que como
puedo seguir viviendo en Haití, entre tanta pobreza y miseria, entre
terremotos, huracanes, inundaciones y cólera... Lo único que podría decir es
que Haití es ahora el único lugar donde puedo estar y curar mi corazón. Haití
es mi casa, mi familia, mi trabajo, mi sufrimiento y mi alegría, y mi lugar de
encuentro con Dios."
El artículo de Luis De La Cal en el Mundo explica como
Isabel tuvo la idea de crear Proyecto Haití consistente en
fabricar prótesis, sobre todo de piernas. El terremoto había dejado
secuelas muy graves en la población, por lo que creó un centro de prótesis. Una
vez colocadas a los pacientes, Isabel les ayudaba a caminar otra vez en una
sala de fisioterapia que tenía el centro.
Más de 300 personas que sufrieron amputaciones volvieron a caminar gracias a Isabel y su Proyecto Haití.
Más de 300 personas que sufrieron amputaciones volvieron a caminar gracias a Isabel y su Proyecto Haití.
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