Con el sobrenombre de "El mediohombre" es conocido por la
Armada española el Teniente General Don Blas de Lezo y Olabarría, natural de
Pasajes. Con 17 años de edad perdió un ojo, más adelante una pierna y un brazo
con 25 años. Pese a esas mermas físicas fue uno de los mejores oficiales de la
marina española, junto con Álvaro de
Bazán, y como estratega militar está a la altura de cualquiera de los mejores
oficiales de la historia. Blas de Lezo no conoció
derrota militar, incluso en situación de inferioridad.
El Museo Naval en Madrid inauguró el pasado 18 de septiembre una exposición
de Blas de Lezo. La muestra de más de 80 piezas se centra en el asedio de los ingleses a la ciudad de Cartagena de Indias en 1741. La invasión naval británica al
mando del Almirante Vernon contaba con más de 180 navíos, 23.000 hombres y más
de 3.000 cañones, se trataba de la fuerza naval más grande de la historia, sólo superada por la flota que desembarcó en las playas de Normandía en la II Guerra Mundial. Blas de Lezo defendió la plaza con tan solo seis navíos y 2.800
hombres.
Tan importante era el poderío naval de Inglaterra y tan convencidos estaban de su
victoria que antes del inicio de la batalla habían acuñado monedas en las que
se podía ver de rodillas a Blas de Lezo (con dos brazos) entregando la espada a
Vernon.
La flota inglesa antes de entablar combate con Blas de Lezo probó suerte
en Puerto Bello (Panamá). La victoria y posterior saqueo de la ciudad dejaron al
descubierto las debilidades españolas y
la vulnerabilidad de una de sus plazas más importantes. La toma de Puerto Bello
generó un gran entusiasmo en Londres donde se le dedicó una calle, Portobelo road.
Pero, ¿cómo empezó todo esto? Se había firmado la paz con España, ¿cómo romperla? El detonante fue una oreja, la oreja de Jenkins. El capitán
Jenkins era un pirata al servicio de la corona inglesa que fue apresado por un
guardacostas español en las Antillas. El oficial español al mando del navío decidió cortar una oreja al capitán Jenkins como castigo y de paso le advirtió que lo mismo haría a su Majestad el Rey de Inglaterra si se atrevía a
navegar por aguas españolas. Estos hechos provocaron el inicio de esas
hostilidades que empezaron con la toma de Puerto Bello y terminaron con la
huida de la flota inglesa de la ciudad de Cartagena de Indias.
Inglaterra sufrió una severa derrota. El Rey Jorge II prohibió bajo
pena de muerte hablar de la vergonzosa batalla perdida, ordenó que los
libros de historia no hicieran mención alguna y mandó ocultar las monedas. En
definitiva, escondió la derrota. Pese a ello, a la muerte del Almirante Vernon
se permitió su sepultura en la Abadía de Westminter junto a otros héroes
nacionales.
Un saludo.